domingo, 15 de agosto de 2021

LA RADIACTIVIDAD y LA ELECTRICIDAD EN AGRICULTURA por LEONARDO PERIS ALAPONT 1918

 

LA RADIACTIVIDAD y LA ELECTRICIDAD EN LA AGRICULTURA

por

LEONARDO PERIS

Leonardo Peris Alapont, nace en calle del Puerto de Catarroja, actualmente calle de José Manuel Izquierdo, el 29 de diciembre de 1890 en el seno de una familia ligada a la Albufera, su padre Miquel Peris Bort era calafate y también agricultor dedicado al cultivo del arroz, su madre Concepción Alapont Costa, murió muy joven, cuando Leonardo apenas tenía siete años, en 1897. Su padre también murió años más tarde con 52 años, en 1908. Leonardo tuvo cuatro hermanos Pepe, Miguel, Julio y María (mi abuela materna) a los pocos años de nacer Leonardo, en 1892, la familia se traslado a su nuevo domicilio en la calle Mayor de Catarroja, hoy calle Cervantes, concretamente en el actual número 15. Leonardo, se casó con Visitación Chust teniendo tres hijos Leonardo, Visitación y Pepe. Muriendo el 29 de septiembre de 1977 a los 86 años. Su hijo Leonardo Peris Chust fue químico dedicándose al estudio, la fabricación y comercialización de abonos foliares en la agricultura.


LA RADIACTIVIDAD Y LA ELECTRICIDAD en AGRICULTURA que fue escrito por Leonardo Peris en marzo de 1918, en plena Primera Guerra Mundial y cuando el autor contaba con solo 27 años, es un folleto divulgador, de 50 páginas, que nos adentra en lo que era la Radiactividad a principios del siglo XX. Un fenómeno que se estaba empezando a estudiar por entonces y que se estaban buscando aplicaciones tanto en agricultura, como en medicina, por supuesto se desconocían los efectos perjudiciales para la salud, que hoy en día conocemos. El libro fue prologado por D. Luis León Durán, amigo del autor y conocedor de la agricultura valenciana y española. Fue editado en Valencia por TIP J.M. Destruels y su precio era de 50 céntimos. El folleto se encuentra en la Biblioteca Nacional en Madrid y llegó a mi procedencia gracias a uno de los nietos del autor Vicente Pons Peris que me hizo una copia.

 






LA RADIACTIVIDAD EN LA AGRICULTURA

CAPÍTULO PRIMERO

Nos relata como la RADIACTIVIDAD fue descubierta por H. Becquerel en 1896, cuando observó una radiación desconocida a partir de un mineral de Uranio. A continuación habla del descubrimiento del Radio (le llama Radium) por el matrimonio Curie, elemento mucho mas radiactivo que el Uranio. Luego describe los tres tipos de radiación en los procesos radiactivos: las radiaciones alfa, beta y gamma, (las dos primeras las llama atómicos, corpusculares constituidas por partículas electrizadas. Las radiaciones gamma después de hablar de sus propiedades velocidad de propagación inverosímil, muy penetrantes e impresionan placas fotográficas. Y da una explicación las radiaciones gamma se suponen que son una vibración del éter simultánea a la propagación de otros rayos, en 1918 en España, aún se hablaba del éter luminífero, cuando el experimento del interferómetro de Michelson-Morley fue realizado en 1887 y ya en 1905 Albert Einstein corroboró la inexistencia del éter luminífero.

En este capítulo también se habla de los primeros estudios sobre la radiactividad en agricultura, de Daniel Berthelot, Jefe de la estación de Física Vegetal de Méudon en Francia, con la colaboración del ingeniero agrícola Gaudechon. Trabajaron con cultivos de trigo, habichuelas y espinacas, utilizando compuestos de uranio. Pero los primeros trabajos con resultados prácticos fueron efectuados en Francia por indicación de MM G Petit y Ancelin y por MM Malpeaux, director de la escuela de agricultura de Berthonval. Al mismo tiempo en Inglaterra realizó sus estudios sobre la radiactividad M. Foulkes, del Harper Adams Agricultural College de Newport. En ambos casos  los resultados fueron muy satisfactorios, notándose un aumento considerable en el rendimiento de las parcelas, a cuyos abonos se habían añadido cantidades de sustancias radiactivas. Las experiencias realizadas por los franceses con trébol encarnado, con avena y en remolacha. En la avena en la adición de sustancia radiactiva al abono compuesto por ázoe (nitrógeno) potasa, ácido fosfórico y cal aumentó la producción de grano en un 17,6 %. Los experimentos realizados por los ingleses, utilizaron cultivos de remolach y nabos obteniéndose muy buenos resultados también. A partir de entonces se hicieron numerosas pruebas con sustancias radiactivas de manera que en el Primer Congreso Internacional de Patología comparada en octubre de 1912. Los profesores Alfort, Petit y Ancelin presentaron una comunicación titulada "Radiactividad y vegetación" que tuvo gran éxito.

 CAPÍTULO SEGUNDO 

Estudios del profesor M. Stoklasa, director de la Estación Agronómica de Praga, demuestran que las sustancias radiactivas no desempeñan en agricultura papeles de catalizador, sino que su influencia en la evolución de las plantas es debida a la radiactividad. Estos trabajos fueron también realizados por los franceses Petit y Ancelin, estos realizaron dos experiencias sobre la germinación de las plantas del trigo y maíz. Los granos divididos en dos lotes y sometidos a las mismas condiciones de luz y temperatura, fueron colocados entre dos hojas de papel secante espeso y humedecido cada dos días, uno con agua ordinaria y el otro con agua radiactiva. Después de 13 días de la siembra del trigo, la longitud media del tallo era: con agua ordinaria 46 mm, con agua radiactiva 56 mm. Con maíz a los 15 días de la siembra con agua ordinaria 38 mm y con agua radiactiva 49 mm. Se creía que las radiaciones de las sustancias radiactivas convertían el aire del ambiente en buen conductor de la electricidad y esto descomponía las materias orgánicas. También esta radiación producían compuestos como el nitrógeno nítrico (ázoe nítrico) El Radio provoca la formación del ozono, que se creía que favorecía la respiración de las plantas. Se favorecía que el ázoe (nitrógeno) orgánico inactivo por acción de la radiación pase de forma amoniacal y también en forma nítrica. La radiactividad tiene que obrar en los suelos nutritivos con azoe, ácido fosfórico, potasa y cal. Las sustancias radiactivas actuaban como sustancias que  mejoraban la acción de los abonos ya que mejoraban las propiedades oxidantes y nitrificantes que poseían los abonos.

 CAPÍTULO TERCERO 

Está dedicado a las experiencias con abonos radiactivos realizadas en España, concretamente desde 1912 en el instituto de Radiactividad de Madrid, las investigaciones fueron parecidas a las realizadas en Francia y en Inglaterra, con elementos como el Uranio y el Radio. Pero aquí en España también se estaba trabajando con otro elemento radioactivo como era el Torio. En la conferencia dada por el catedrático de la Universidad Central D. José Muñoz del Castillo, realizada en la sede de la Asociación de Agricultura de España, y de la cual Leonardo Peris se hace eco y resalta dos importantes afirmaciones: Primera que sobre los cereales y algunas otras plantas alimenticias, es mayor la influencia del Torio que la del Radio y segunda que esta supervitalidad se prolongó en las semillas en términos que las "torianizadas" producen vegetales más robustos. En la conferencia se instó para que los agricultores mandaran muestras de sus tierras para que se realizaran análisis radiológicos de las mismas para determinar su radioactividad. Puesto que se pensaba que las sustancias radiactivas estaban repartidas por toda la Tierra, por lo que los terrenos dedicados al cultivo serian más o menos radioactivos. Los yacimientos de los minerales que contenían sustancias radiactivas como el Uranio y el Radio se iban encontrando a lo largo de la geografía mundial en Bohemia, en Austria, en Colorado, en Brasil, en Jamaica y en Rusia. Incluso en las Islas Canarias se encontró un yacimiento de fonolita, mineral que además de tener radiactividad constituía un importante abono convencional al ser rico en ácido silícico, alúmina, potasa y sosa.

 CAPÍTULO CUARTO 

En este capítulo nos indica la proporción en que los productos radiactivos deben ser mezclados con los abonos ordinarios, se recomendaba una proporción de 50 a 100 kg por hectárea (de 4 a 8 kg por hanegada) según terrenos y cultivos. Antes se debió hacer un análisis radiológico del terreno para hacer una proporción más adecuada, los análisis como ya se dijo en el capítulo anterior se realizaban en el Instituto de Radioactividad de Madrid. En el capítulo también se explica cómo realizar la mezcla y como se añade a los cultivos de manera proporcional y si los terrenos son homogéneos o heterogéneos y también si las parcelas son de reducidas dimensiones, con lo que una solo muestra sería válida o de grandes dimensiones donde se deberían de realizar diversas tomas de muestras. En el caso de que la parcela fuera heterogéneas se deberá tomar una muestra por cada clase de tierra y enviarlas todas ellas para su análisis. Las muestras se deben tomar haciendo una pequeña zanja de 25 cm que es hasta donde penetran las raíces y se hará un corte vertical teniendo cuidado de que el trozo de tierra de la mezcla tenga el mismo espesor desde la superficie hasta el fondo, a fin de que todas las capas entren a formar parte de la muestra en la misma cantidad.

 CAPÍTULO QUINTO 

Es a modo de epílogo y nos habla de cómo la radiactividad puede ser útil para la medicina y la agricultura, que estos eran los primeros avances para la ciencia.

 

LA ELECTRICIDAD EN LA AGRICULTURA

 CAPÍTULO I

 

Estos dos capítulos están dedicados a la electricidad y a sus posibles usos en la agricultura son dos capítulos muy cortos, el primero de ellos habla de la electricidad en general, de cómo este fenómeno se ha estudiado en profundidad desde que en 1708 el doctor Wall estudió la semejanza entre el rayo y la chispa eléctrica de las máquinas. El fenómeno fue corroborado por Benjamín Franklin que demostró que el rayo es la chispa eléctrica producida por la diferencia de potencial eléctrico entre el suelo y las nubes. El autor afirma que en la atmosfera siempre existe electricidad, en tiempo sereno la electricidad es siempre positiva, que la electricidad atmosférica aumenta con la humedad, las nubes no solo son conductoras a la electricidad, sino que mientras se produce la lluvia, desarrollan electricidad y son entonces el verdadero origen de la energía eléctrica.

 

CAPÍTULO II

 

En el segundo capítulo, habla sobre la influencia de la electricidad en el desarrollo de las plantas. Muchos científicos han realizado experiencias sobre la electricidad en las plantas: Gnandeau, Berthelot, Newman, Loemströn. El autor habla de una experiencia realizada en Alemania, donde las conclusiones son que la electricidad atmosférica ejerce gran influencia en las plantas. Que las corrientes de alta tensión ejercen acciones débiles y perjudiciales para los vegetales. Que un tiempo brumoso es muy favorable para las aplicaciones eléctricas, en cambio no son útiles cuando llueve. Pero al final el autor reconoce que este campo está todavía por explorar y que se desconocen los efectos producidos por la electricidad, tanto la artificial, como la natural sobre las plantas.

 


RESEÑAS encontradas del folleto

 - Sinergia: Primer encuentro de Jóvenes Investigadores en Historia de la Ciencia. Comunicación de Néstor Herrán "Una maravilla agrícola" José Muñoz del Castillo y las primeras investigaciones sobre radiactividad en España. Consejo Superior de Investigaciones Científica. CSIC 2007

 - Beyond Borders: Fresh Perspectives in History of cience. Apartado Waters, Seeds and Radiation: Radioactivity Research in early twenty century in Spain. En el Artículo escrito por Josep Simón y Nestro Herrán "José Muñoz del Castillo and the appropiation of radiaoactivity in Spain"  Cambridge Scholars Publishing 2008.

 

LA RADIACTIVIDAD EN LA AGRICULTURA EN LA ACTUALIDAD 

De todos es conocido los efectos que producen en dosis elevadas las radiaciones radiactivas en el cuerpo humano, la propia Marie Curie murió a causa de la radiación y sus efectos personales se encuentran en cajas de plomo, porque a día de hoy continúan emitiendo radiación. Por no recordar los efectos de las dos bombas atómicas lanzadas por los estadounidenses sobre las ciudades de Hirosima y Nagasaky, en 1945, o la más reciente tragedia de la explosión de la Central Nuclear de Chernobil en la antigua Unión Soviética, en 1986. La radiactividad se mide por la llamada Actividad Radiactiva A, que es el número de núcleos que se desintegran por unidad de tiempo. Se mide en Becquerelios, y un Bequerelio es una desintegración por segundo. Pero la medida de las radiaciones ionizantes se mide en Sievert Sv, que es la unidad que mide la dosis de la radiación absorbida por la materia viva, corregida por los posibles efectos biológicos que provoca.

En la actualidad la radiactividad se utiliza en la agricultura, mediante la irradiación que permite eliminar organismos patógenos, lo que permite una mejor conservación de los alimentos. También se pueden utilizar los isótopos radiactivos para el control de plagas. Un alimento irradiado debe permanecer un tiempo prudencial en reposo a efectos que la posible contaminación radiactiva sea eliminada. Otra utilidad de los isótopos radiactivos es la utilización de los mismos como trazadores, los isótopos radiactivos se añaden a los abonos, de manera que podemos seguirlos y ver donde se acumulan tanto en las plantas, como en los suelos, en este caso los isótopos usados son el Nitrógeno-15 y el Fósforo-32, elementos usados mayoritariamente en los abonos y fertilizantes. En estos casos se sigue el proceso de asimilación de los elementos, lo que permite una utilización más racional de los fertilizantes. Y finalmente también la irradiación con isótopos radiactivos se utilizan para realizar mutaciones genéticas de manera que se pueden conseguir semillas y plantas más resistentes a las enfermedades y a las plagas, y así aumentar los rendimientos.

 

                                                                                                     Catarroja, agosto de 2021.

 

Juan José Villanueva Sepúlveda

Licenciado en Ciencias Químicas

Profesor de Física y Química del IES ALBAL

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